Un año más llega el otoño al hemisferio norte,mientras en el sur festejan la llegada de la primavera.-

Al igual que en la foto con predominio de sepias,en la cual vemos hojas caídas,siempre algunos árboles quedan en pié,mostrando su esplendor o al menos sus ganas de seguir viviendo mientras los otros se llaman a un descanso invernal desnudándose.

A los humanos nos sucede absolutamente igual,algunos atraviesan el otoño de sus vidas,y otros decidimos no desprendernos de nuestras hojas,al menos de las invisibles.

Enfrentar la vida sin separaciones cronológicas,nos ayuda a verla desde otro ángulo,el positivo.

Mas allá de las diferencias climáticas que esto implica, y de las actividades que una u otra estación permiten,la vida sigue y esto no es poco.

La novedad es que he comenzado mis clases de yoga,no sabía si el profesor me iba a aceptar.-Pero como dice mi hija,aceptar un alumno distinto es para el profesor un desafío,y por lo visto ambos estamos en lo mismo.

En 2010, saliendo a penas de una silla de ruedas era impensable esto,pero con suerte y siendo muy terca lo he logrado.

Creo que estas clases además de aportarme lo que a cualquiera,mejorarán  todavía mas mi equilibrio y ayudarán a que en unos años cumpla mi próxima aspiración,que es el deseo de poder esquiar aunque sea un metro y en un lugar plano.

Toda la vida dije que cuando fuese mayor lo haría,cuando en 2009 me dió el patatraque, pensé que esto era imposible.-Pero hoy comienzo a trabajar para que ese sueño se haga realidad,no importa en cuantos años.