Y el jazmín de olor super dulce y penetrante explotó de nuevo sin pedir permiso como cada primavera, y entonces entendí lo que Pipi me explicó sobre las cuatro estaciones.
Los grataegus se llenaron de flores blancas como azahares que luego se tranformarán en bolitas rojas que hacen la delicia de los pájaros que visitan mi jardín.
Nuevamente me animé a plantar gasañas, pero esta vez no todas iguales sino con algún toque de otro color, tal vez porque la vida es constantemente eso volver a empezar y de vez en cuando ponerle un toque de color. La huerta arranca de cero nuevamente y con suerte otra vez me mostrará lo generosa que es la tierra con solo acordarnos de vez en cuando de ella…