La señora que lava la vereda

Por esas cosas que tenemos los humanos de repetir rutinas, por ejemplo sentarnos en el mismo lugar frente a la mesa, dormir del mismo lado en la cama (para los que la comparten), yo en general voy al negocio por el mismo camino.
Pues puedo decir que he visto “envejecer” a la misma persona lavando todos los días la vereda a la misma hora. Podría contar cada cana nueva que ha tenido, y cada nuevo batón floreado que ha estrenado Ni siquiera se su nombre, no hubiese sido difícil saberlo, ya que esta es una ciudad pequeña, pero realmente nunca tuve curiosidad por hacerlo.
Lo que si me genera una profunda excitación, es saber que puede empujar a una mujer a lavar aún bajo amenaza de tormenta una vereda cada mañana casi a modo de ceremonia.
Después de tantos años viviendo aquí, el hábito “lavado de vereda” ha sido motivo de mis elucubraciones más profundas. Se me ocurren y ocurrieron hasta el presente mil posibilidades…no asustarse que no voy a mencionar las mil..Pero algunas
1)Soledad? Y por lo tanto búsqueda de contacto humano amistoso y/o amoroso con quien sea?
2)Controlar que hacen los vecinos discretamente?
3)Enterarse del último chimento del pueblo?
4)Hacer creer a las vecinas que si la vereda está limpia la casa en su interior brilla?
5)Demostrarle a su marido (si lo tiene) que ella también tiene obligaciones?
6)Tratar de conseguir un marido si no lo tiene para luego demostrarle esto último?
7)Tapar la ansiedad oral para no comer durante ese lapso y así mantenerse en forma?
8)Hacer ejercicio para abrir el apetito porque tiene inapetencia?
9)Marcar territorio como hacen los perros cuando levantan la pata para hacer pis?
10)Recorrer su territorio como el hombre de campo que cuenta su rebaño para ver si no le han robado alguna baldosa?
Realmente no puedo llegar a ninguna conclusión…pero no deja de ser un fenómeno social que me apasiona.

Nota: nuestro municipio acaba de decidir que solo se puede lavar la vereda dos días fijos a la semana. Espero que barrer diariamente pueda suplir la ansiedad compulsiva de esta y tantas otras mujeres que practican el diario rito.